Las ilusiones crecían, y yo no hacía nada por pararlas. Adormilada, buscaba el sueño en sus esperanzas, queriendo encontrar en ellas lo que anhelaba, creyendo que imaginarlo una y mil veces lo haría tornarse real, como un oscuro presagio de tormenta que trae la paz.
 
¿Por qué es tan difícil dejar la mente en blanco…?
 
 
 
          
      
 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario