21 de abril de 2010


“Deja de engañarte a ti misma” piensa. Y una parte de ella lo desea, desesperadamente. Pero otra, que todavía tiene el control, desecha la idea rápidamente. No quiere acabar así, no todavía, no cuándo ve que no todas las opciones están acabadas. Pero la empuja a ello, él. Siempre él.

Y pese a las estupideces, al peso de la realidad, ella sigue soñando despierta con un posible futuro, una posibilidad entre mil de conseguir lo que tanto anhela: Su atención. Con eso bastaría, si supiera que en realidad, ciertamente él la considera algo más que un pasatiempo, bastaría.

Sin embargo, la certeza de la verdad empuja por salir, y al final del día, cuando las murallas están a punto de resquebrajarse, por lo ocurrido durante la tarde, por las palabras dichas, por las no pronunciadas, lo sabe. Solo es un juego. Pero también es cuando más segura está de algo. De lo que siente.

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